Creatividad e Innovación
Parte Integral de las Oficinas
Parte Integral de las Oficinas
¿La Innovación y Creatividad implican sólo tecnología y mucho dinero?
En mis clases de Introducción a la Administración de Oficinas y Organización de Oficinas, principalmente, ésta se ha convertido en una pregunta obligada al final de las exposiciones de los trabajos de investigación sobre estos temas.
Pareciera que cuando hablamos de creatividad e innovación en las empresas y en particular en las oficinas, las personas inmediatamente se extrapolan y sitúan en la tecnología, los avances en las telecomunicaciones y en la necesidad de hacer cuantiosas inversiones para el cambio y adaptación de los sistemas de información dentro de las mismas, y esto, es un error.
Un error común, no sólo entre los estudiantes. Muchos gerentes también olvidan que pueden apalancar sus recursos y crear e innovar sin necesidad de hacer grandes inversiones.
Muchas veces, un cambio en los procedimientos; la adecuación de espacios mediante ciertas adaptaciones menores; un seguimiento al rendimiento de los empleados para determinar las fallas de desempeño que puedan ser el resultado de la mala aplicación de ciertos procedimientos; determinar cuáles son las habilidades transferibles de los empleados a las que se les pueda sacar un mejor provecho en otra área de la empresa, lo cual tiene que ver con una mejor gestión del conocimiento y del talento de los mismos; y sobre todo, la búsqueda de soluciones alternativas a problemas cotidianos y por demás engorrosos, entre muchas otras; pueden proporcionarnos las plataformas perfectas para desarrollar nuestra creatividad e implementar recursos innovadores que aporten soluciones efectivas.
Los japoneses demostraron que los conocimientos, bien gerenciados, pueden sustituir a cualesquiera de los recursos de producción; es por eso que debemos ser receptivos a todos los factores externos e internos que inciden en nuestro desempeño profesional para, una vez que los hayamos identificado, sacar el mejor provechos de los que representan nuestras fortalezas y oportunidades.
Nuevamente, les voy a dejar con una historia sobre creatividad e innovación que a mí me encanta; no sólo porque ilustra lo relativamente poco que se necesita para crear un producto innovador y exitoso; sino también, porque esta idea fue incubada en la mente de una secretaria como solución a un cotidiano problema de oficina.
Bette Nesmith Graham, poco después de finalizada la Segunda Guerra Mundial, era una ama de casa norteamericana común y corriente; divorciada y con un hijo pequeño a quien cuidar, decide estudiar Taquigrafía y Mecanografía, y encuentra trabajo como Secretaria Ejecutiva.
Su incursión en el mundo laboral llega casi de la mano de las primeras máquinas eléctricas salidas al mercado, las cuales suponían un ahorro en el tiempo de mecanografiado de las correspondencias pero un inconveniente para la corrección de los errores.
Pronto la señora Graham se encontró con el problema de que, con el uso de la máquina eléctrica, los errores no podían ser corregidos de la manera usual ya que la tinta no se borraba, por lo que decidió buscar una forma de resolver "su" problema.
Usando la mezcladora de su cocina se dispuso a crear una sustancia con la cual ella pudiera cubrir sus errores mecanográficos. Esta mezcla consistía básicamente en un poco de pintura tempera con base de agua a la que añadió un colorante del mismo color del papel que usaba en su oficina. Así, un día llegó a su trabajo armada con un potecito conteniendo esta sustancia y una brocha pequeña para pintura de agua. Una vez cometido el primer error, lo cubrió con ella y así continuo haciéndolo cada vez que le sucedía. Los errores se volvieron imperceptibles a los lectores y su jefe tardó bastante tiempo en darse cuenta de lo que sucedía.
Pronto, sus compañeras empezaron a pedirle que les diera un poco de ese líquido corrector y en ese momento le surge la idea de envasarlo y venderlo.
Ella empieza a distribuir el producto entre las secretarias del edificio con el nombre de "Mistake Out". En 1956 crea Mistake Out Company, la cual estaba ubicada en la cocina de su casa, donde preparaba la mezcla ya armada con un mezclador eléctrico; ésta era envasada por su hijo Michael Nesmith, quien más tarde se convertiría en el famoso guitarrista del grupo "The Monkees", y los amigos de éste. Así continua la historia, el producto va evolucionando. Se le cambia el nombre por el de "Liquid Paper" y en el 1980, seis meses antes de morir, Bette Nesmith Graham vende su compañía a la Empresa Gillete, por $47.5 millones de dólares.
Con esta historia no quiero garantizarles que, las soluciones creativas que ustedes den a sus problemas de oficina cotidianos, les van a reportar la misma notoriedad y beneficios, aunque, ¿quién sabe?; lo que sí les puedo asegurar es que les evitarán pérdidas de tiempo en el cumplimiento de alguna tarea y les permitirán descubrir otras opciones, posiblemente insospechadas, para la realización efectiva y eficiente de su trabajo.
Lic. Silvania Guzmán Muñoz