“Tener estilo es un estado del espíritu.”
André Courreges
Mucho se habla del estilo; esa particular forma de ser que representa y caracteriza a las personas en su escritura, comportamiento, forma de vestir, etc.
Definir, propiamente, lo que es el estilo personal es algo muy subjetivo; hay autores que se han aventurado a clasificarlo de acuerdo a las preferencias individuales al vestir o a la tendencia de determinadas personas hacia un tipo de comportamiento o a su personalidad; lo que si queda claro es que el estilo es “la expresión de la individualidad de cada ser humano, mediante el cual, éste se da a conocer”.
¿Cómo Definir Nuestro Estilo?
Ciertamente, a la hora de definir un estilo lo que prevalecerá es el gusto personal. Usted elegirá aquello con lo cual se sienta más cómoda y exprese sin limitaciones sus gustos y su personalidad.
Ahora bien, siempre debemos tener en cuenta nuestras actividades profesionales y sociales las cuales no deben estar muy divorciadas unas de las otras, para así poder guardar una coherencia de imagen en ambos casos.
Además, debemos dejarlo fluir, trate de que sea parte inherente de usted, que surja de su interior. No intente copiar el estilo de una actriz famosa, de un personaje importante o de una amiga que se ve muy bien, sin tomar en consideración factores tan importantes como su edad, aspecto físico, estilo de vida, etc.
El tipo de cuerpo, también juega un papel importante, no tanto al definir el estilo, por que podemos adecuar cualquier de sus tipos a nuestro cuerpo; más bien su importancia radica en la proyección.
Una vez que hemos definido nuestro estilo, basándonos, como hemos visto, en nuestra personalidad, gustos, tendencias de la moda, edad, tipo de cuerpo, profesión y el ambiente social en el que nos desenvolvamos; entonces, todo lo que usemos, la forma en que nos comportemos y en que nos desarrollemos, tiene la finalidad de reforzarlo y es lo que permitirá a las demás personas identificar cuál es su estilo personal con sólo mirarla.
Debe tener pendiente además, que aquellas personas que ya han definido su estilo, no se convierten en víctimas de las cambiantes tendencias de la moda; por el contrario cuando se ha adoptado un estilo propio, ya sea de manera natural o adquirida, tenemos que basarnos siempre en lo que nos sienta bien y huir de aquello que nos pudiera quedar mal aunque esté muy de moda.
Las personas elegantes no se someten a los caprichos de la moda, porque el estilo y la elegancia son características personales e intemporales, que no tienen nada que ver con las tendencias pasajeras, ni la clase social y el poder económico.
El estilo personal no es un accesorio externo, el estilo entra a formar parte de la persona, llegando a fundirse con ella hasta hacerlo parte de sí misma.
Existen diversas clasificaciones de estilos, basadas particularmente en la imagen que se proyecta a través de cada una de ellas. Las Consultoras de Imagen Parente y Parsons, ambas miembros de la Asociación Internacional de Consultores de Imagen (AICI), han clasificado siete estilos que se diferencian por las siguientes características:
- Casual: Es un estilo fresco y simple, lleno de energía que proyecta una imagen de accesibilidad y amistad; así como una personalidad abierta y sencilla. Las personas de este estilo gustan de divertirse y atraer muchos amigos.
- Tradicional: Las personas que adoptan este estilo proyectan una imagen conservadora, de lealtad y amistad, responsables y de confianza. Tienden a generar respeto y credibilidad y por lo general su guardarropa está compuestos por piezas claves.
- Elegante: Estas personas proyectan una imagen de refinamiento, prestigio profesional y personal y un alto estatus social. Expresan tener éxito y seguridad en sí mismas y por lo tanto generan la admiración en los demás.
- Romántico: Las personas con este estilo proyectan una imagen cálida y bondadosa. Su imagen proyecta frescura y jovialidad, lo que favorece las relaciones interpersonales.
- Creativo: Proyectan una imagen espontánea y original. Expresan a través de su estilo su creatividad e individualidad.
- Seductor: La Imagen que éste proyecta es atractiva y sensual. Tienden a ser provocativos y sugerentes. Tienen una gran capacidad de atracción y confianza en sí mismos.
- Dramático: Estos proyectan una imagen sofisticada y dominante. Tienden a ser intensos y agresivos su mayor fortaleza en llamar la atención.
Muchas veces nos ha pasado, que nos hemos formado la opinión equivocada sobre alguien, sin apenas cruzar la primera palabra con éste o habiéndole visto por primera vez; como ya lo hemos visto, no es enteramente nuestra culpa el que esto pase, ya que puede deberse, también, a que nuestro interlocutor puede estar emitiendo estas señales que quizás sin proponérselo o buscarlo.
En el proceso de comunicación entre los seres humanos, intervienen todos sus sentidos y a través de estos se reciben señales que quedan grabadas en nuestros interlocutores permitiéndoles identificarlos o en determinado momento, asociar esas señales con nosotros.
Estas “señales” son lo que muchos autores han llamado “Identificadores” o “Marcas Personales”.
Los identificadores “son aquellos rasgos muy específicos, tangibles o intangibles, que crean en nuestros interlocutores una imagen de nosotros, la cual puede ser real o ficticia”.
Muchas veces estos identificadores escapan a nuestro control, debido especialmente a que tienen que ver más con nuestra forma inconsciente de comunicarnos que con nuestras habilidades reales; por eso es de mucha importancia que podamos identificarlos ya que estos pueden trabajar en nuestra contra dejando en nuestro interlocutor una imagen tergiversada o negativa, diferente de la que deseamos proyectar.
Existen cinco formas en las que el ser humano puede comunicarse con sus semejantes, las cuales percibimos por medio de nuestros sentidos y a través de ellas se reciben los identificadores. Estas son:
- Visual: Responde a preguntas como: ¿qué trae puesto? ¿Qué colores usa? ¿está vestido adecuadamente para la ocasión?
- Corporal: ¿Cómo se mueve? ¿cómo camina? ¿Cómo son sus gestos? ¿Cuál es su postura? ¿Qué tan fuertes son su pasos?
- Oral: ¿Cómo se expresa? ¿Cuán extenso es su vocabulario? ¿Su tono de voz? ¿Su dicción y/o pronunciación?
- Escritura: ¿De qué tamaño son sus letras? ¿tiene buena ortografía? ¿Cuál es su estilo al redactar? ¿Tienen buen dominio y hace buen uso del idioma?
- Sensorial: ¿A qué huele? ¿Cómo se siente su piel al tacto?
En este punto se refuerza la hipótesis sostenida por muchos consultores de imágenes destacados y es que “la imagen se crea de adentro hacia fuera”; además, que no podemos exteriorizar aquello que no llevamos dentro, que no conocemos, con lo que no estamos familiarizados.
Nuestra imagen personal, a la corta o a la larga, siempre va a exteriorizar nuestros sentimientos, nuestras creencias verdaderas, nuestros valores morales y personales; así como nuestros conocimientos y capacidades profesionales y culturales, por eso, casi no vale la pena trabajar en crearse una imagen exterior con el fin determinado de lograr metas específicas y bien calculadas, cuando ésta no va reforzada y apoyada en una imagen interior formada por valores auténticos. Porque al final, recuerde lo que dice el dicho, “lo que realmente somos siempre salta a la vista”.
Recuerde que el 85% de la percepción que tenemos de los demás, es emocional, por lo tanto debemos ser congruentes ya que inevitablemente, tarde o temprano, expresaremos lo que realmente sentimos, y al presentarse ese caso, podríamos quedar muy mal parados.
Como vemos, nuestros identificadores pueden ser desde nuestra forma de hablar, hasta la forma en que nos peinamos o nos vestimos, el perfume que acostumbramos a usar, un lunar que tengamos en la mejilla hasta los ademanes que hacemos al conversar; todos estos van a crear en nuestros interlocutores una imagen alterna de nosotros; que les hará inevitablemente recordarnos cuando vean a alguien usar una ropa parecida a la que nosotros acostumbramos a llevar, o cuando sientan el perfume que nosotros acostumbramos a usar; de ahí la necesidad de que diferenciemos cuáles son nuestros identificadores positivos y cuáles son los negativos que puedan estar perjudicando nuestra imagen.
Los Identificadores Positivos, son aquellos que son obvios para todos y nos hacen aceptables ante un grupo de personas. Ejemplo: el tono de voz, la sonrisa, los gestos, nuestra correcta y adecuada forma de vestir, etc.
Los Identificadores Negativos, estos también resultan obvios para todos, pero generan reacciones negativas en los demás. Ejemplo: el desaseo, el descuido personal, uso de accesorios extravagantes, etc.
Muchas veces los identificadores negativos son involuntarios por lo que no nos percatamos de ellos; por eso, muchos consultores de imagen graban en video durante un día o dos a sus clientes; con el fin de determinar, precisamente, cuáles son sus identificadores positivos, y poder trabajar en los negativos para erradicarlos o mejorarlos.