No me canso de destacar la gran importancia que
supone, para la sustentación y fortalecimiento de la Cultura y el Ambiente
Organizacional, contar con un bien estructurado Plan de Comunicación Organizacional Interna, sobre todo cuando la
empresa se embarca en un proceso de transformación general.
Enfrentarse a cambios inesperados, siempre resulta
odioso y causa un cierto temor. Nadie quiere abandonar su zona
de confort para embarcarse en una odisea desconocida; sobre todo, cuando se experimentan
de improviso y les afectan directamente.
Por tanto, es lógico entender que se advierta cierta resistencia a los
mismos.
Cuando las Organizaciones se ven en la necesidad de
realizar cambios en su estructura, ya sea operacional, administrativa o
directiva, deben pensar, y crear, un Sistema Estratégico de Comunicación Interna
que les permita socializar, efectivamente, esas decisiones tomadas, con el fin
de minimizar los brotes de resistencia.
Recordemos, que aunque estos cambios son laborares,
afectan de manera personal a las “victimas”, el personal, que en ocasiones lleva muchísimos años trabajando
bajo unos estándares que, por demás, no
fueron establecidos por ellos y que ya estaban ahí cuando empezaron a trabajar
en la organización.
Otra cosa que debemos recordar es que los fallos
organizacionales son fallas estratégicas gerenciales. Los Colaboradores
no deben ser tratados como los responsables de las fallas institucionales producidas por gerencias deficientes, ni mucho menos, como si fuesen los enemigos directos
de la organización. Se supone, que los
cambios se realizan para que el personal adecue sus procedimientos operativos,
con el fin de que los objetivos estratégicos de la organización sean alcanzados;
no con el fin de maltratarlos y hacerles sentir los culpables de los problemas
que se estén experimentando; problemas de los cuales, muchas veces, ellos no
son conscientes o desconocen.
No sé si estaré equivocada, pero tratando al
personal como los malos de la película; como si fuesen los enemigos de la
empresa, no se logran cambios positivos, y en este aspecto, es vital abrir
canales formales de comunicación para minimizar las dudas y el desconocimiento; y por supuesto, evitar conflictos y malos
entendidos.
Los ejecutivos deben comprender la importancia de
la socialización correcta de las informaciones, sobre todo aquellas que
causarán un impacto directo sobre su empleomanía.
Con un bien
definido Plan de Comunicación
Organizacional Interna, se logra:
1.
Evitar errores de empoderamiento y mal uso
de la autoridad. Cuando las
informaciones no se hacen llegar a todos los que deben conocerlas y manejarlas;
se comete el error de, hasta a veces sin querer, permitir que los pocos que la
tengan se sientan con más autoridad que los demás y, en algunos casos, lleguen
hasta a maltratar a sus compañeros debido a un falso sentido de superioridad.
2. Se
minimiza la resistencia a los cambios.
Cuando se explica, claramente, el motivo de los cambios; se abre un
espacio para el intercambio de las ideas y así poder tomar las decisiones que,
realmente, convengan a la institución.
3. Se abre
un espacio de respeto mutuo. Los miembros de nuestro
personal son per-so-nas, con
sentimientos, aspiraciones, ideas creativas y deseos de progresar; y están,
sobre todo aquellos que tienen muchos años en ella y aunque muchos gerentes no
lo entiendan así, identificados con la institución; por lo que aspiran a lo mejor para ella.
4. Identificación
con la Organización. Una vez que un
colaborador entiende a qué obedecen los cambios; qué se persigue con los
mismos; cuál es el papel que él juega en ese nuevo proceso; cómo le va a
beneficiar a él y a la institución; es imposible que no se alinee con los
objetivos de la misma.
5. Sana
Cultura y Ambiente Organizacional.
Diseñar la Cultura Organizacional es posible; lo hacemos para bien y
para mal, con cada una de las decisiones que tomamos y la forma en que las
socializamos al resto de la organización.
Por eso, deben tomarse las
decisiones correctas, y éstas estar basadas en la consideración y el respeto;
pero, además, utilizarse mecanismos formales para su socialización, todo con el
fin de crear espacios de trabajo efectivos que garanticen el logro de las metas
de la organización y del personal que en ella labora.
Y, para todo esto, la clave está en la CO-MU-NI-CA-CIÓN, sobre todo, contar con un
bien estructurado Sistema de
Comunicación Organizacional Interna, donde se establezcan los canales
formales de socialización de las informaciones institucionales, evitándose así
confusiones y malos entendidos, que den al traste con los objetivos de los cambios.